Inglaterra vive, de un tiempo a esta parte, una invasión de jugadores y entrenadores extranjeros. El técnico inglés es cada vez más cuestionado y comienza a temerse que su radio de acción no irá más allá de Championship. Sin embargo, aparecen técnicos como Garry Monk que dan cierta luz de esperanza al panorama sombrío al que parecen destinados el noventa por ciento de los entrenadores ingleses.
El ‘meneo’ táctico que le pegó a van Gaal (reconocido por el holandés en rueda de prensa) es un tema muy comentado en las Islas. Y con razón.
Y claro, otra vez aparecen encuestas para ver quién ha sido el mejor entrenador no inglés, sino británico, en la historia del fútbol de Inglaterra. Cada vez que se hacen este tipo de sondeos hay dos nombres que sobresalen sobre el resto: Bill Shankly y Alex Ferguson.
Lo que mucha gente no sabe es lo cerca que han estado estos dos mitos, habiendo coincidido en persona una vez en sus vidas (cuando Fergie entrenaba al Aberdeen). Todo por la obsesión que siempre tuvo Ferguson con el mito de Anfield.
Si bien Sir Alex considera a Jock Stein, el entrenador del mejor Celtic de la historia, como su padre deportivo, es Bill Shankly el espejo en el que se ha mirado toda su carrera. Ferguson fue desde siempre un admirador del Liverpool y del Real Madrid. Solo su fichaje por el Manchester United cambió su percepción de estos dos clubes.
En sus primeros años en Old Trafford, y aunque parezca mentira, ponía cintas de Shankly en el autobús de camino a los partidos como elemento motivador de la plantilla. Según cuentan, los jugadores estaban tan hartos que las tiraron a la basura. Dicen que fue Gordon Strachan el que lo hizo y eso acabó por finiquitar su ya de por sí tensa relación con Ferguson.
Fergie estudió a Shankly hasta la saciedad e intentó por todos los medios copiar lo mejor y evitar los errores que cometió. Una vez roto el maleficio del United sin ganar la liga, la gran obsesión de Ferguson fue conquistar la Copa de Europa. Cuando ganó su primera Champions jugó una eliminatoria épica contra la Juve, al igual que le sucedió a Shankly. Ferguson llegó a la final y la ganó, mientras que Shankly se quedó con las manos vacías tras ser eliminado por el Inter. Ferguson estaba aterrado con repetir la historia de Shankly y que un equipo italiano le quite el cetro europeo.
Dicen en Inglaterra que la verdadera razón que llevó a Ferguson a continuar en el Manchester United, después de anunciar su retirada, es que no quería que le sucediera lo mismo que a Shankly, quien llegó a reconocer que su retiro fue el mayor error de su vida.
Hay que recordar que a Shankly no le permitieron ir a ver los entrenamientos, no podía saludar a sus ex jugadores y apenas tuvo reconocimiento en los triunfos posteriores con un equipo que dejó prácticamente hecho. Es más, decidió ir a ver las prácticas del Everton, donde dijo que se le trató mucho mejor que en su propia casa.
Ferguson no quiso pasar por lo mismo. No soportó la idea de ver como otro (parece ser que Eriksson) podría heredar su imperio y el escocés continuó en el cargo. Además, los nombres que aparecían como posibles sustitutos no eran de su agrado y los que él propuso no fueron considerados. A Shankly le pasó lo mismo. Para sorpresa de muchos, propuso a Jack Charlton para reemplazarle. Pero la directiva prefirió continuar con ‘gente de la casa’, los entrenadores del llamado “Boot Room”.
Ferguson tuvo muchos problemas con sus aficionados. En sus primeros años, incluso, pidieron su destitución. Eso nunca sucedió con Shankly a quien los aficionados adoraron desde el primer momento.
Una vez conseguido y mejorado los números de ‘Shanks’ ese fue su mayor reto: conseguir la idolatría de la gente. Una idolatría sin condiciones. Llegar a ser el mejor entrenador de la historia del futbol.
Ese reto final estuvo fundamentado en una de las frases más famosas del fútbol pronunciadas por Bill Shankly: “If you´re second you are nothing” (Si eres segundo no eres nada).
¿Y Monk? Es muy pronto (“it´s early doors”) como dicen en el Reino Unido, pero si él quiere romper ese techo que se le supone al entrenador inglés, si quiere llegar a los niveles de los grandes, lo mejor es que estudie a los que fueron más grandes que el resto. Lo mejor es que estudie a Shankly, a Ferguson, a Clough, a Paisley. Que siga sus trayectorias, que vea los errores que cometieron (porque los cometieron, claro que sí) y que tome su propio camino como ha hecho hasta ahora.
Es solo un comienzo, pero Inglaterra tiene puesta su esperanza en Monk. Una esperanza de ver entrenadores locales triunfar evitando tener que recurrir a buscar fuera. Esperamos que esté a la altura y sea capaz de lidiar con una presión que cada vez es mayor. Las esperanzas del ‘País del Fútbol’ recaen en sus espaldas, y como bien sabe Steve McClaren (otro grandísimo entrenador bajo mi punto de vista) es fácil ser elevado a los altares y pasar a, en un segundo, ser llamado “The Wally with the Brolly” (el tonto del paraguas). Tranquilidad y buenos resultados. Es lo que le deseo a Monk para que pueda triunfar.
✍️ Raúl Sánchez
👨💻 Juani Guillem
🗓️ (31/08/2015)