GARRY MONK, LA NUEVA ESPERANZA

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Inglaterra vive, desde hace ya un tiempo, una auténtica invasión de jugadores y entrenadores extranjeros. El técnico local, cada vez más cuestionado, ve cómo su espacio se reduce progresivamente hasta quedar casi confinado al ámbito del Championship. Sin embargo, en medio de ese panorama sombrío al que parecen estar condenados la gran mayoría de los entrenadores ingleses, surgen nombres como el de Garry Monk, que arrojan algo de luz y alimentan la esperanza de un resurgir autóctono en los banquillos.

El ‘meneo’ táctico que le propinó a Van Gaal -y que el propio técnico holandés reconoció en rueda de prensa- ha dado mucho que hablar en las Islas. Y no es para menos.

A raíz de ello, vuelven a surgir las encuestas de siempre: ¿quién ha sido el mejor entrenador británico en la historia del fútbol inglés? Y cada vez que se plantea la pregunta, hay dos nombres que se imponen por encima del resto: Bill Shankly y Sir Alex Ferguson.

Lo que muchos desconocen es lo cerca que estuvieron estos dos gigantes, que solo coincidieron en persona una vez, cuando Ferguson dirigía al Aberdeen. Todo por la profunda admiración que sentía Sir Alex por el mito de Anfield.

Aunque siempre ha dicho que Jock Stein -el arquitecto del legendario Celtic- fue su verdadero padre futbolístico, lo cierto es que Bill Shankly fue el espejo en el que se miró a lo largo de toda su carrera. Desde joven, Ferguson fue un ferviente admirador del Liverpool y del Real Madrid. Solo su llegada al Manchester United alteró radicalmente su visión sobre esos dos clubes.

En sus primeros años en Old Trafford, y aunque cueste creerlo, Ferguson solía poner cintas de audio de Bill Shankly en el autobús camino a los partidos, con la idea de motivar al plantel. La admiración era genuina, casi obsesiva. Pero el efecto no fue el esperado: los jugadores, hartos de escuchar las mismas frases, terminaron por tirarlas a la basura. Se cuenta que fue Gordon Strachan quien tomó la iniciativa, un gesto que terminó de romper su ya tensa relación con el técnico escocés.

Fergie estudió a Shankly como un discípulo aplicado. Quiso imitar todo lo bueno y evitar lo malo. Una vez roto el hechizo que impedía al Manchester United ganar la liga, su gran obsesión fue la Copa de Europa. Como su ídolo. Cuando finalmente la conquistó en 1999, lo hizo tras una eliminatoria heroica frente a la Juventus, como la que Shankly vivió en su día. La diferencia es que Ferguson llegó a la final… y la ganó. Shankly, en cambio, fue eliminado por el Inter. El miedo a repetir esa historia lo persiguió hasta el último minuto: que un equipo italiano le robara el sueño europeo, como ya le ocurrió al mito de Anfield.

En Inglaterra se dice que esa sombra fue tan alargada que incluso influyó en la decisión más trascendental de su carrera. Que la verdadera razón por la que Sir Alex pospuso su retiro tras haberlo anunciado, fue el recuerdo amargo de Shankly, quien confesó que dejar el Liverpool fue “el mayor error de su vida”.

Vale la pena recordar que a Shankly, tras su retiro, no se le permitió asistir a los entrenamientos, apenas podía saludar a sus antiguos jugadores y fue ignorado en los éxitos que él mismo había sembrado. El equipo que llevó al Liverpool a lo más alto era, en buena parte, obra suya, pero el reconocimiento fue escaso. Tanto, que terminó asistiendo a las prácticas del Everton, donde -según él- lo trataron mejor que en su propia casa.

Ferguson no quiso verse en ese espejo. La sola idea de observar desde la grada cómo otro -se rumorea que Sven-Göran Eriksson- heredaba su obra, le resultaba insoportable. Así que siguió. Además, no le convencían los nombres que se barajaban como posibles sucesores, y los que él proponía eran descartados, igual que le ocurrió a Shankly cuando sugirió a Jack Charlton como relevo. La directiva del Liverpool prefirió seguir con los entrenadores del mítico “Boot Room”, apelando a la tradición.

Eso sí, Ferguson sí tuvo que lidiar con el rechazo. En sus primeros años en Old Trafford, las pancartas pidiendo su dimisión eran habituales. Nada que ver con Shankly, quien fue amado desde el primer día por el pueblo de Anfield.

Una vez alcanzadas -y mejoradas- las cifras del propio Shankly, el desafío final de Ferguson fue más emocional que estadístico: lograr lo que su ídolo no pudo. Convertirse no solo en un técnico de leyenda, sino en un símbolo imperecedero. En alguien tan grande que no se discute. En el entrenador más grande de la historia del fútbol británico.

Ese desafío final, esa obsesión de Ferguson por superar a su ídolo, tuvo como faro una de las frases más célebres que dejó Bill Shankly: “If you’re second you are nothing”. Una sentencia rotunda que definía no solo su mentalidad, sino la cultura competitiva de toda una época.

¿Y Garry Monk? Como suelen decir en las Islas, “it’s early doors”. Aún es pronto. Pero si realmente quiere romper ese techo de cristal que limita al entrenador inglés, si quiere colarse en la conversación de los grandes, lo mejor que puede hacer es estudiar a quienes marcaron el camino antes que él: Shankly, Ferguson, Clough, Paisley… Mirar sus trayectorias, comprender sus aciertos y aprender de sus errores -porque los tuvieron, y no pocos-, para luego construir su propio relato. Como hasta ahora.

Monk apenas empieza a escribir su historia, pero en un contexto donde los técnicos locales parecen en peligro de extinción, Inglaterra deposita en él algo más que expectativas: esperanza. La esperanza de volver a ver a un entrenador de casa triunfar, sin necesidad de importar fórmulas extranjeras. La esperanza de que alguien rompa el molde, sin romper la esencia.

Ojalá esté a la altura. Porque la presión es inmensa. Porque en este país, cuna del fútbol, lo que hoy es promesa, mañana puede ser burla. Que se lo digan a Steve McClaren, un técnico brillante que en cuestión de minutos pasó de aspirante a leyenda a ser recordado como “The Wally with the Brolly” (el tonto del paraguas).

A Monk le deseo lo que a todos los que se atreven a soñar en este juego: tranquilidad, tiempo… y buenos resultados. Porque solo así podrá abrirse paso entre los gigantes.

✍️ Raúl Sánchez

💻 Juani Guillem

🗓️ (31/08/2015)

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